domingo, 18 de mayo de 2008

Mi loco corazón

Otra vez volver a empezar,
te levantás porque esperás algo de este día,
porque tenés alguna expectativa,
porque no esperás escribir, ni tener que buscar o que decir,
te levantás...
Me levanto y es a veces de nuevo la misma agonía,
todo lo que me rodea, lo que me acorrala, me esconde en el mismo lugar del que he escapado cada vez, siempre otra vez, en esta vida...

Podría no estar acá,
podría no decir esto,
tenemos opciones,
creemos,
tenemos decisiones que tomar,
pero todo se escapa,
no hay tiempo en esta ciudad,
no hay tiempo en esta rueda que no deja de girar,
no hay tiempo,
no sé que hay...

Aislada, casi no escucho ningún sonido,
ni el que espero, lo que aguardo mientras escribo,
ni algún otro que me saque de este estado tan mío y tan ajeno,
ya no sé quien escribe,
ya no sé quien llora, ni quien ríe,
ya no sé quien vive,
otra vez, una vez más...

No escucho,
pero siento,
no escucho,
duele el silencio de tu ausencia,
y el sonido de la soledad,
porqué se escapan los instantes mágicos?
porqué a veces los destruyo?
porqué no es adiós y es hasta luego?
porqué escrbir, poqué no hacerlo?

Clave, alguna señal,
desconcierto,
yo y mi soledad,
no me soporta,
ya no me conoce,
no sé oírla,
no quiero escucharla, menos sentirla, pero está acá,
en el silencio que se asoma sin espacio,
en las palabras que se derraman sin pasión,
en cada lágrima, en cada minuto de incertidumbre,
y aún late mi loco corazón...
Te acordás?
viejas poesías guardadas en algún cajón,
viejos tiempos compartidos,
viejas salidas,
sobrias, hebrias, noches dormidas,
noches perdidas, noches inpensadas, olvidadas,
guardadas en el fondo de mi placard,
noches sin tiempo, noches sin fin,
noches...

Día,
aún me falta el aire,
pero encendí la luz,
aún me quema el silencio,
pero escucho algún murmullo,
alguna pregunta en la superficie y en el fondo de mí...

No sé empezar,
no sé seguir,
no sé vivir, ni sé aceptar,
confesiones nuevas y viejas de algún espacio vacío,
esperando la respuesta que no es silencio,
pero el silencio es una respuesta a veces tan nefasta,
a veces tan cierta...

No puedo hablar del silencio este día,
no puedo ser canción, ni mucho menos ser poesía,
no puedo hoy ser quién no soy,
realidad real, vieja vida, vieja vivencia,
rancia agonía,
estúpida forma de vida que no sé abandonar,
sé que la anestecia no alcanza, y no va a alcanzar...
falta de fé o de esperanza,
falta de qué,
falta, solo falta...

Y después de un rato todo se muestra sinsentido,
cada palabra derramada ahora, y antes o después,
cada sonido,
cada llanto,
y esos silencios empiezan a cobrar algún extraño sentido,
la soledad se vuelve momentánea,
lo eterno se desvanece en la ilusión de estar equivocada en este instante,
y el hasta luego cobra razón...

Llegan las razones, cuando se rompe el silencio,
vuelven los sentimientos de paz o tranquilidad,
vuelan las razones, caen las dudas,
y yo solo quiero verte llegar a mi ojos,
luz de mis pupilas,
solo espero ver el momento acercarse solo un poco más,
para estar más segura,
para estar más tranquila,
para auyentar esta soledad, que volverá a ser en algún tiempo,
porque hay cosas que no alcanzan y no sé cambiar...

Los suspiros, los susurros, los lamentos, los murmullos,
los sonidos, los silencios, los vacíos,
esa falta que nos duele y no obliga a seguir o a parar, pero nunca a quedarnos en el medio...

Temo por el después, siempre temo por el después,
temo por mañana, y el día que sigue,
temo por mi temor y por mi nostalgia,
temo por mi desesperación,
conozco cada sentieminto de cada pasión,
o eso creo, de eso me convenzo cada vez,
con o sin razón,
solo quedan horas,
algunas palabras bellas,
siempre quedan horas, siempre hay algún después al que temer,
el cual vivir,
y aún así, escribir, recitar, seguir,
llorar, reír,
verte llegar,
verme partir,
en el suspiro que duran mis plegarias, repito la oración,
porque repito ese viejo verso, te acordás? el que aún late en algún viejo cajón,
aún late mi loco corazón...

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