martes, 9 de septiembre de 2008

Ardiendo entre soledades, entre realidades, vislumbro una nueva vida. Cambia todo adentro y afuera, lo humano en su escencia. Como crecer? Como crear, como creer?
Entre compañías más y menos acompañantes, entre confusiones matinales y a veces casi oníricas, me encuentro en otro amanecer ya amanecido, transcurrido. Se cierra la puerta, se abre el ensueño, el temor, la locura y la pasión, el desvelo.
Recuerdo mañanas silenciosas, recuerdo pasillos oscuros y sombras cautelosas. Recuerdos nunca transcurridos, pasados nunca recordados, encuentros nunca revelados.
Inconsciente. Estilos personales, palabras colgadas de algún tipo de pantalla. Palabras acalladas, palabras silenciadas, suspiros gritados.
Te he encontrado en medio de tanta confusión, en medio del desvanecimiento de una vieja ilusión, cobra esperanza mi súplica, cobra lugar mi emoción. Encuentro algún extraño sentido en una absurda promesa. Encuentro un poco de paz, y remo esta corriente que no sé a dónde me lleva. Escribo las palabras que escriben en mi cuerpo, describen en mi alma alegrías y lamentos.
Pasados de otros tiempo, casi otra vida.
Palabras con peso, gordas de significado. Hueco es lo que intento, pero lo intento y lo seguiré intentando, porque te he encontrado en medio de tantos desencuentros, te he encontrado en medio de tantos sentimientos.
No hallo la forma de reencontrarme, de saber quién soy, quien era. Seguiré intentando?
Las distancias, me han callado, los tiempos se han encubierto bajo mantos de neblina que protegen pensamientos, sentimientos, emociones, que escondemos hondo y después no podemos encontrar.
Guardo en mi mente, que se halla en mi pupila, el instante en que te ví. Te reconocí. Te reconocí? Realmente supe algo entonces que no supe hasta entonces? Sé algo ahora que nunca había conocido antes?
Aprender a amar. Amar. Seguir, soñar, reír, llorar, vivir.
Sentir y despertar.
Saber que sigue siendo.
Guardo en mi cofre esa imagen inimaginada, instante inexplicable, incombrensible, innombrable.
No hay palabras para él. Solo esa imagen, esa imagen, la imagen con la que volví a ver.
Pensé que no ocurriría, me convencí de que no ocurriría, me juré, me perjuré que ya no vería. Pero volví a ver y me ha llevado tiempo, no ha sido súbito más que el instante de la revelación.
Un antes y un después, siempre y desde entonces. Un antes y un después, con vos, sin él.
El pasado se vence, y se vuelve caduco en los instantes que revelan que todo puede volver a ser, y vuelve a ser y es. Es. Veo. Te veo, me veo al verte. Veo las maravillas del mundo, pero ya nada gira. Veo, te veo, me veo al verte, y lo vuelvo a ver a él que ya no existe, que ya no es. Yo tampoco soy quién lo vio entonces, pero soy, puedo ver a través de tu mirada, y encontrar que nada es tan lejano. No es el tiempo quien cura todo, no es el clavo quien saca a otro clavo. No sé que es.
Serán los caminos? Serán los destinos? Será que es lo que debe ser?
No sé.
Sé que te ví, y desde entonces he vuelto a ver a través tuyo y a pesar mío. Sé que lo negué porque no pude hacer otra cosa, sé que me cuesta creerlo, me cuesta aceptarlo porque temo perderlo. Pero te veo, me veo, y eso es.

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