sábado, 8 de enero de 2011

La ola

Porque vino a mi cabeza su nombre,
arriba, abajo,
arriba, abajo,
me caigo, me enreda,
me da vueltas, me marea,
la ola...

Insaciable,
siempre de nuevo, siempre de nuevo vuelve a empezar como un chico con un juego que quiere jugar,
arriba, abajo,
adentro, marea,
la ola,
y la vida, es igual...

Como la rueda, que gira que gira,
como el viento, que sopla, que sopla,
siempre igual de intensa,
siempre igual, siempre igual,
la ola se repite y es siempre diferente,
no se cansa de olear...

Y el mar la lleva,
y la tormenta la eleva,
será posible acaso dejarse por ella llevar,
y entonces ir, e ir, e ir,
y dar vueltas,
y entrar, y salir,
y entrar y salir...

La ola,
cuántas olas más,
cuántas vueltas más,
la ola,
te cansa, y te refresca,
te sube, te baja,
te enseña, y te vuelve a golpear,
será la vida?
será solo una ola?
será una poesía?
será la hora?

sábado, 1 de enero de 2011

Se escapa la tarde también

Se escapa la tarde, tardecita,
y sigo esperando como una tonta algún tipo de señal,
como tantas otras veces,
y quizás se produzca, quizás no,
pero quizás aparezca,
y entonces parecerá todo absurdo,
pero tu silencio inicial habla tanto,
preso de las palabras,
y cautivo de lo que callás,
encerrado en tu mundo casi perfecto,
porque la perfección sería ya ostentar...

Se escapa la tarde de este día que comenzó y amaneció tan negro,
tan oscuro,
y no sé que hacer con esto,
no sé hacerme cargo,
no sé olvidarme y seguir,
llamar, y escapar,
huír de acá sin vos,
que parece que no querés venir...

Sin señales de vos,
de tus mentiras o verdades,
grabadas de todas formas como el pasado vivido y pasado,
se acaban las palabras, las rimas y las metáforas,
y no queda ya forma para decir lo que digo, lo que intento decir,
lo que callo, porque no lo sé escribir,
porque se acaban los "como sí",
y comienzan las verdades, las realidades,
las interpretaciones posibles se me acaban,
las cosas son de una manera,
y vos sos de esta manera,
y no querés estar junto a mí en este momento,
realidad,
nada que hacer, es una realidad,
que me hace sufrir y saber y despertar,
aunque no quiera ver,
aunque la niegue en un rato,
realidad ineludible,
vos, defensor de los derechos,
es fácil hablar,
qué fácil es hablar,
que difícil es hacer...

De esto esta hecha esta tarde tan triste como hueca,
de palabras sin respaldo,
de vacío y de calor,
ya casi no te extraño,
solo es el dolor de haber creído, casi sin fé,
de haber esperado,
casi sin esperanza,
y de saber que seguramente la desesperación me gana,
como siempre me gana,
pero esperaré, aunque sea un rato más,
a ver qué pasa,
a ver que excusa crece,
brota o florece,
a ver que me atrevo a creerte esta vez...
Esperaré hasta que ya no aguante,
como siempre,
y este dolor se apodere aún más de mi cuerpo,
es tan grande,
no sé si me duele más su golpe o tu ausencia,
dónde está la hipocresía,
dónde la verdad...
dónde reina el engaño,
dónde se ocultan los sueños,
dónde nacen las realidades ineludibles,
dónde se terminan las esperanzas y comienzan a sincerarse las certezas,
dónde se acabará estas eternas ganas de creerte, de quererte, de tenerte,
y la desolación de tu ausencia se convertirá en la realidad más cierta,
cuánto ha de pasar,
cuántos versos más he de escibir hasta entonces,
cuántos versos más escrbiré desde entonces,
habrá rimas del otro lado?
habrá algo?

Mis dudas se adueñan de mis acciones,
y entretanto sigo esperando en esta tarde nueva y repetida,
con este dolor agudo que no tiene anestecia ni terapéutica sugerida...

La locura

Con este sentimiento conocido por mi pecho sigo escibiendo en esta pantalla conocida por mis ojos,
con este teclado conocido por mis manos como el piano de un pianista equivocado,
suenan desafinadas estas notas,
porque las rimas no aparecen,
solo resuena la derrota que comienza de nuevo,
y con esta sensación casi eterna en el pecho,
sigo escribiendo en estas hojas que no son hojas pero parecen...

Son los alaridos de la pena,
son los suspiros de la ira,
la tristeza se esconde y se disfraza de tan variadas maneras,
pero ese timbre no suena,
y ese teléfono no llama,
ella baja las escaleras,
y yo finjo mantener la calma,
como si no pasara nada,
como siempre,
porque sinó es imposible seguir,
como si todo hubiera sido un recurso onírico compartido, y nada más,
no hay otra forma de seguir, quizás,
o no sabemos encontrarla, buscarla,
hallarla,
dormir,
intentar domir,
hablar, intentar hablar,
tomar pastillas,
olvidar, intentar olvidar,
callar, intentar callar,
y el nudo en el pecho crece,
como una bola de nieve en una abalancha que no queremos mirar,
todo enloquece y aparece fuera de lugar,
pero es exactamente lo que debe ser,
está exactamente donde debe estar,
aunque no nos guste,
y es así,
así sigue siendo,
así fue, y seguramente así será...

Hacemos lo que podemos con nuestro dolor,
con nuestra angustia,
hacemos lo que podemos con tanta pena,
se disfraza de lo que puede nuestra tristeza,
hay que reagar las plantas porque no llueve y hace calor,
las letras vuelven a desordenarse en mis dedos que no alcanzan a seguir el ritmo de este coroazón que late sin destino y con razón...

No alcanzan las palabras,
lo simbólico muestra todos sus límites,
lo imaginario se rompe en mil pedazos,
y obviamente no hay rescate de Lacan,
lo real retorna, como retorna la locura,
sin explicaciones, ni interpretaciones,
regresa y no hay nada que podamos hacer para impedir su aparición en escena,
bajar el telón no es una alternativa,
podemos apagar las luces,
pero aparece igual,
y se escucha,
se la siente respirar en el aire,
al lado tuyo, al lado mío,
todo vuelve, y no hay forma de detener a la mayor razón después de la razón...

Golpe de amor

Yo no sé si fue su locura,
y quizás si fue mi culpa,
yo no sé si escribir me liberará de algo, me aliviará un poco,
pero no sé que más puedo hacer...
No encuentro otra alternativa en esta tarde nueva,
en este nuevo día,
quizás fue mi culpa,
yo lo sentí,
yo lo sé,
cuánto lo siento no lo puedo escribir, ni decir, ni explicar,
ojalá algo de mis palabras le llegaran y lo hicieran volver, reaccionar...
Ojalá todo esto sirva para algo,
ojalá pueda mejorar un poco,
guardo esa esperanza casi absurda, porque no la sé perder,
no la sé olvidar...

Y mi cuerpo hace ruido,
ruido de dolor,
ruido de trasnoche,
y mi alma hace ruido,
ruido de abandono,
ruido de espera sin fin una vez más,
y mi corazón hace ruido,
y no sé qué dice,
y no sé qué contestarle,
solo sé dejarlo escribir en mis manos en algunos instantes fugaces...

Se desvanecieron las ilusiones, como tantas otras veces,
se escaparon los planes, como tantas otras veces,
se acomoda lo inacomodable, como tantas otras veces,
y mi cuerpo llora, como no pueden llorar mis ojos,
lastimados de pena,
lastimados de bronca,
de impotencia ante tanta realidad...

Del orden de lo real, una vez más, llegó el golpe,
de la mano de lo ya incontenible, de lo ya inaguantable,
me estaría pidiendo ayuda?
me estaría gritando que reaccione?
me estaría guiando a algúan sitio al que no sé ir...

Golpe de amor,
golpe de dolor,
golpe de lo real,
golpe del pasado, del presente, de ayer, y de siempre,
doloroso, pero no más que el sielncio,
no más que la quietud,
no más que lo imaginario de la fantasía hecha pedazos en el piso,
escalones abajo...

Canta alguna melodía, como alguna vez volveré a cantar,
canta alguna melodía, como alguna vez volví a cantar,
canta en el alma y alumbra algún camino oscuro que no sé caminar,
pero me llama, me llama desde adentro, desde afuera,
me reclama a gritos, y si hace falta a los golpes,
me reclama, como lo inevitable que llega, y algún lugar tiene que encontrar...

Fue mi culpa, me repito esta tarde hecha silencio,
yo podría haberlo evitado,
fue mi culpa?
qué otra cosa podía hacer yo más que estár ahí y recibir tu bronca?
qué otra cosa puedo ya hacer por vos?
Intentaré no desvanecer esta vez,
intentaré lucharte como no sé si sé,
intentaré ayudarte,
como nadie cree que se puede,
sé que estás sufriendo en tus ruidos,
sé que tus fantasmas son más poderosos que los míos,
y no sé como pueda auyentarlos,
pero sé que no puedo dejar de intentarlo aunque me valga el dolor y la ausencia,
no hay forma de escapar al destino...

Aún aguardo

Qué puedo decir en esta tarde calurosa, tarde nueva, y vieja,
igual y diferente...

Que han pasado los años, los días, y cada uno de sus segundos,
puedo decir que han pasado los golpes y los hielos,
y aún late mi corazón,
con tanta fuerza, y con tanto miedo...
Puedo decir que aún nacen las palabras,
y surgen en medio de esta nada llena de todo,
y hay algunas rimas escondidas en el laberinto...

Aún busco la salida, y lloro su dolor,
aún me duele en carne propia su herida,
y me golpea su puño sin piedad,
y aún estoy aca,
frente a alguna hoja en blanco, adivinando las letras,
anunciando las palabras,
viviendo lo inesperado en toda su dimensión...

Y aún aguardo algún llamado que me llame a la realidad,
a alguna realidad,
aún aguardo alguna voz que me busque y me quiera,
aún aguardo casi sin esperanza, aún espero desesperada...

Se escapó la madrugada,
la noche, y todos sus ruidos,
se escaparon los momentos que quisiera haber vivido,
se escaparon las ilusiones, y sin embargo aún respiro,
aún suspiro, aún espero, aún murmuro,
y aún escribo...

Y quizás sea en vano mi esperanza,
y quizás sea en vano mi alerta,
quizás simplemente no puedo creer o comprender la nueva realidad hecha día,
casi hecha atardecer, anochecer otra vez, como hace un día...
Pero aún aguardo algo,
aunque no sepa bien qué,
aún aguardo algo,
y guardo mucho todo,
tanto que no tiene ningún valor,
porque si no llega no vale nada mi casi esperanza,
no vale nada mi casi amor...

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