Qué puedo decir en esta tarde calurosa, tarde nueva, y vieja,
igual y diferente...
Que han pasado los años, los días, y cada uno de sus segundos,
puedo decir que han pasado los golpes y los hielos,
y aún late mi corazón,
con tanta fuerza, y con tanto miedo...
Puedo decir que aún nacen las palabras,
y surgen en medio de esta nada llena de todo,
y hay algunas rimas escondidas en el laberinto...
Aún busco la salida, y lloro su dolor,
aún me duele en carne propia su herida,
y me golpea su puño sin piedad,
y aún estoy aca,
frente a alguna hoja en blanco, adivinando las letras,
anunciando las palabras,
viviendo lo inesperado en toda su dimensión...
Y aún aguardo algún llamado que me llame a la realidad,
a alguna realidad,
aún aguardo alguna voz que me busque y me quiera,
aún aguardo casi sin esperanza, aún espero desesperada...
Se escapó la madrugada,
la noche, y todos sus ruidos,
se escaparon los momentos que quisiera haber vivido,
se escaparon las ilusiones, y sin embargo aún respiro,
aún suspiro, aún espero, aún murmuro,
y aún escribo...
Y quizás sea en vano mi esperanza,
y quizás sea en vano mi alerta,
quizás simplemente no puedo creer o comprender la nueva realidad hecha día,
casi hecha atardecer, anochecer otra vez, como hace un día...
Pero aún aguardo algo,
aunque no sepa bien qué,
aún aguardo algo,
y guardo mucho todo,
tanto que no tiene ningún valor,
porque si no llega no vale nada mi casi esperanza,
no vale nada mi casi amor...
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