sábado, 1 de enero de 2011

Se escapa la tarde también

Se escapa la tarde, tardecita,
y sigo esperando como una tonta algún tipo de señal,
como tantas otras veces,
y quizás se produzca, quizás no,
pero quizás aparezca,
y entonces parecerá todo absurdo,
pero tu silencio inicial habla tanto,
preso de las palabras,
y cautivo de lo que callás,
encerrado en tu mundo casi perfecto,
porque la perfección sería ya ostentar...

Se escapa la tarde de este día que comenzó y amaneció tan negro,
tan oscuro,
y no sé que hacer con esto,
no sé hacerme cargo,
no sé olvidarme y seguir,
llamar, y escapar,
huír de acá sin vos,
que parece que no querés venir...

Sin señales de vos,
de tus mentiras o verdades,
grabadas de todas formas como el pasado vivido y pasado,
se acaban las palabras, las rimas y las metáforas,
y no queda ya forma para decir lo que digo, lo que intento decir,
lo que callo, porque no lo sé escribir,
porque se acaban los "como sí",
y comienzan las verdades, las realidades,
las interpretaciones posibles se me acaban,
las cosas son de una manera,
y vos sos de esta manera,
y no querés estar junto a mí en este momento,
realidad,
nada que hacer, es una realidad,
que me hace sufrir y saber y despertar,
aunque no quiera ver,
aunque la niegue en un rato,
realidad ineludible,
vos, defensor de los derechos,
es fácil hablar,
qué fácil es hablar,
que difícil es hacer...

De esto esta hecha esta tarde tan triste como hueca,
de palabras sin respaldo,
de vacío y de calor,
ya casi no te extraño,
solo es el dolor de haber creído, casi sin fé,
de haber esperado,
casi sin esperanza,
y de saber que seguramente la desesperación me gana,
como siempre me gana,
pero esperaré, aunque sea un rato más,
a ver qué pasa,
a ver que excusa crece,
brota o florece,
a ver que me atrevo a creerte esta vez...
Esperaré hasta que ya no aguante,
como siempre,
y este dolor se apodere aún más de mi cuerpo,
es tan grande,
no sé si me duele más su golpe o tu ausencia,
dónde está la hipocresía,
dónde la verdad...
dónde reina el engaño,
dónde se ocultan los sueños,
dónde nacen las realidades ineludibles,
dónde se terminan las esperanzas y comienzan a sincerarse las certezas,
dónde se acabará estas eternas ganas de creerte, de quererte, de tenerte,
y la desolación de tu ausencia se convertirá en la realidad más cierta,
cuánto ha de pasar,
cuántos versos más he de escibir hasta entonces,
cuántos versos más escrbiré desde entonces,
habrá rimas del otro lado?
habrá algo?

Mis dudas se adueñan de mis acciones,
y entretanto sigo esperando en esta tarde nueva y repetida,
con este dolor agudo que no tiene anestecia ni terapéutica sugerida...

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