viernes, 23 de enero de 2009

Y de repente el amor

Y casi sin poder evitarlo, lo inesperado sucede...

Lo impensable, la casualidad, el destino...
Y de repente el amor...

Por el camino de otros, por el camino del medio,
por el laberinto que caminamos sin conocer y sin saber,
tocando, moviendo sentimientos que se habían hecho rocas enquistadas en lo absoluto,
en lo imposible, en lo ideal, lo que no ocurría hasta hace un instante,
de repente el amor...

Y eso lo cambia todo, todo,
dando vuelta y poniendo de cabeza las verdades, las certezas,
los saberes, las creencias,
de repente el amor...

Fue cuando te encontré, sin haberte perdido nunca,
fue aquella noche de lluvia y revelación,
en que algo se comenzó a vislumbrar claro en medio de lo borroso de la tormenta,
algo, no sabía qué,
sentía qué...

La lluvia laba,
pasaron los días,
algunos soles, alguna luna,
y entonces algo en mí supo algo de vos,
de ustedes,
y de repente el amor...

El de ustedes, el de todos,
el mío, otra noche de lluvia,
inesperada, inpensada,
noche que no llegaba, pero llegó,
como los soles, y las nuevas tormentas,
como el tiempo que se lleva algunas dudas, y trae otras que golpean ahora a mi puerta,
de repente el amor,
la amistad,
el recuerdo,
el pasado,
el presente,
el hoy y el mañana, junto a esas dos últimas semanas y al mes que viene,
y al otro,
afectar y ser afectado,
inevitable, inpensable, inesperable,
desesperado, de repente el amor...

El amor que llueve, que lava, que cura,
que seca, que sana, que sangra, que brota,
el amor que baila, que canta, que olvida, y vuelve a recordar,
el amor por sí mismo,
ese que destruye ese avismo que nos separa de lo demás y de nosostros mismos,
de repente esa paz de saber que es cierto,
que existe,
que está ahí,
que estuvo ahí,
que estaba ahí en la puerta, en la esquina,
a 20 cuadras o a 2 horas,
ahí, justo ahí,
mismo día, misma hora...

El lugar correcto en el momento indicado,
y de repente el amor,
y todo lo bello y lo equivocado en comunión,
unidos, anudados, enredados,
proclamados, derramados,
de repente el amor,
como ocurre, como nace,
casi como algún verso,
casi como si fuera que se halla otra estrella en el universo
y entonces la vemos brillar...

De repente las miradas,
los besos,
los sueños,
los miedos,
de repente el deseo, la pasión, la esperanza,
que estaba ahí, parecía desvanecía,
pero permanecía al acecho para despertar justo en el momento preciso,
y entonces se despiertan los sentidos adormecidos de tanta estimulación,
y de repente el amor...
y todos sus peros,
y toda su historia,
y toda su magia, su locura y su desvelo,
toda su pena, y sus sonrisas,
el amor, y todos sus besos,
sus versos, sus distancias,
sus rimas, sus verdades,
sus poesías,
sus canciones,
sus bailes, sus acordes,
sus esperanzas,
de repente el amor nace ahí,
donde vemos una estrella,
donde amanece el día,
donde la luna se muestra en toda su luz,
ahí, donde se hallan dos miradas que permanecían ocultas para todos los demás,
que están demás por unos instantes,
de repente el amor,
y todas sus preguntas sin respuesta,
y todo los temblores,
y todos sus colores,
y sus matices,
y sus errores,
de repente el amor,
sin después, sin antes, casi sin ahora,
de repente el amor y su luz,
que alumbra caminos que iluminan pasos,
que conducen a ese incierto lugar al que siempre queremos ir, aunque no lo sepamos...

De repente el amor, hace su aparición en escena,
y sin micrófonos ni reflectores, brilla y encandila cualquier otro sentimiento que intente acercase,
de repente tantas palabras que ya no dicen nada,
tantos silencios que dicen todo,
tantas miradas, tantos momentos,
todos en solo un instante,
ese segundo mágico,
que siempre se escapa,
ese de repente inexplicable, en que todo cambia,
no hay retorno,
y entonces será porque aún

1 comentario:

Carolina Wajnerman dijo...

entonces será
porque aún
hay quien cree en la poesía

muy lindo!

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