domingo, 8 de julio de 2007

A TRAVEZ DE ESTAS CALLES

Note que todavía hay chicos que juegan a la pelota en la plaza. Es la era de las computadoras y los juegos virtuales, pero todavía hay chicos en la plaza, gritándose palabrotas, jugando a la pelota y hablando sobre el partido de Argentina de hoy.
Chicos, como yo y mi hermano cuando éramos chicos, y jugábamos a las escondidas en la calle. Pasábamos todo el día en la calle. Con las bicicletas, siempre había algo para hacer. Nos juntábamos con los del barrio y dábamos vueltas.
Para carnaval era un carnaval. Todo el tiempo con las bombitas buscando una canilla.
El abuelo de Aldana nos llevaba a dar vueltas por la General Paz con ese Citroen, y éramos como 20 ahí arriba.
Las misma plaza, los mismos juegos, casi los mismos chicos.
Todavía hay chicos en las plazas, a pesar del frío, chicos que se ríen, que se pelean, que se divierten, que gritan, chicos que juegan.
Todavía hay chicos que no advierten al tiempo, que les molesta tener que hacer la tarea.
Hoy pude verlo.
Todavía hay un mundo allá afuera.
Quizás suene absurdo u obvio lo que digo, pero hoy me sorprendí de la obviedad, me maravillé de la simpleza con la que se puede ser feliz. De la sencillez con la que se puede ser feliz, y es así cuando sos chico, y ni siquiera te das cuenta, pero es así.
Sos feliz sin motivo. Sos infeliz sin motivo. Simplemente sos.
Todo es más simple, todo es más fácil. Todo es como es y ni siquiera lo notas.
Hoy los ví allí, y nos ví allí.
Aun me veo allí.

Por estas calles di mis primeros pasos.
Por estas calles llore mis primeras lágrimas.
Es en estas calles, donde escribí mis primeras rimas.
Por estas calles tuve mis primeras caídas.
En estas calles jugué mis primeros juegos. Por estas calles crecí sin notarlo, crecí sin saberlo.
A veces este lugar es mágico, a veces es perfecto.
Por estas calles que hoy camino de nuevo. Y veo, me veo, en cada esquina, en cada árbol, en las hamacas, en los pasajes.
Sus gentes, sus parques, sus silencios y todos sus ruidos.
Son estas calles, llenas de momentos fugaces, llenas de recuerdos; estas calles y todos mis suspiros y todos mis inviernos.
Estas calles y sus perros vagueando. Estas calles y sus viejos autos, estas calles, el 106, el 109.
El otro mundo, la rotonda, ceferino, y el mercado.
Estas calles, donde nace la emoción de verlas vivir en mi memoria y frente a mis ojos.
Estas calles, yo conozco todos sus secretos.

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