sábado, 23 de octubre de 2010

Siempre me quise ir

Me quiero ir de aca,
me quiero ir ahora,
y permanezco escribiendo,
una forma de huir permaneciendo,
esperando,
tratando de no esperar...

Me quiero ir, pero te espero,
me quiero ir, pero me sufro,
me quiero ir, pero me contengo,
no tengo a nadie más...

Me siento encerrada,
pero lo sé, soy mi propio encierro,
mi propio verdugo y mi único salvador,
será que ya me olvidé como jugar a vivir,
y tengo miedo a salir,
a caer, y a reír...
Tengo miedo a partir,
porque aún no sé a donde ir,
a dónde va mi vida esta tarde,
a dónde gira el mundo esta noche,
si yo estoy sola, no importa donde,
no importa qué,
no sé como estar,
no sé como partir,
permanecer sin poder,
y querer,
extraño algo más que esto,
extraño lo que no puede ser,
extraño la emoción de saber, de querer,
de poder,
de escribir extraño hasta las ganas,
no sé qué decir, ni cómo, ni donde,
escribo igual,
y sigo igual,
y hiero igual,
y no quiero hacerlo, pero me duele,
me duele tu ausencia,
y mi ausencia,
me duele la distancia que nos distancia y nos acerca,
me duelen las contradicciones,
las cosas no dichas, las sí dichas,
me duelen los conflictos, las peleas, las reconciliaciones,
me duele esta historia,
me duele este amor,
me duele este alma,
me duele y no sé partir,
me quiero ir de acá,
siempre me quise ir...

1 comentario:

Carolina Wajnerman dijo...

Para partir es preciso partirse un poco: afrontar el desapego, "soltar todo y largarse", como dice Silvio.
Sin dudas, difícil.
Sin dudas, liberador.

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